jueves, 9 de junio de 2011

Estrategia de comunicación: la llave de las urnas


Las elecciones municipales de mayo han centrando intensamente la vida mediática y política española. Sin embargo, generalmente se cree que la actividad electoral es más sencilla y de “andar por casa” en este tipo de comicios, pero los candidatos municipales también necesitan estrategia, sobre todo en materia de marketing y comunicación, ya que la notoriedad es uno de los pilares más importantes en los que se sostiene la actividad de una personalidad política.



No existe una gran diferencia entre el marketing de producto y el marketing político. Los votantes pueden considerarse como clientes potenciales, que quieren saber qué van a recibir a cambio de su voto. Conocer bien a los ciudadanos y sus demandas es la clave. Por eso, en la comunicación política, y sobre todo en el ámbito municipal, hay que trabajar la segmentación, dividiendo a los electores en grupos lo más reducidos posible, para tener en cuenta todos los gustos y necesidades.
Un modo sencillo de hacerlo es dividir el ayuntamiento por barrios y calles. Cada vecindario tiene una problemática propia, una concentración de población distinta y unas características socioeconómicas diferenciadas. Comparar las zonas geográficas con los resultados de las mesas electorales de cada una de ellas nos aportará una valiosa información sobre los temas que hay que tratar y los mensajes que se deben transmitir en cada una.
También es necesario distinguir al electorado por grupos de edad, teniendo en cuenta el peso de los primeros votantes y de la tercera edad. Hay que diferenciar por sexos, algo que en el caso de edades medias (de 30 a 55 años), tiene mucha importancia. Además, segmentos como los padres con hijos en edad escolar, la tercera edad o los nuevos residentes, son muy relevantes, porque las demandas de cada grupo serán radicalmente distintas. Por ejemplo, las personas llegadas al municipio en los cuatro últimos años no tienen un gran lazo emocional con él, y suelen buscar por encima de todo la calidad de vida y los servicios.
Aunque cada target busca mejorar en cuestiones específicas, tampoco se pueden olvidar las tendencias generales, como la importancia que la ciudadanía otorga a temas universales como la limpieza, la seguridad o la ordenación entorno en el que reside.
Por otra parte, es determinante conocer a la competencia, tanto a los partidos como a las personas candidatas. No se trata de espiar, sino de recopilar información trascendente, como las publicaciones, entrevistas y artículos en los que aparecen. Existen muchos datos útiles a la hora de crear un perfil del contrario, y no hay que despreciar los que llegan por vía informal, como los comentarios de la gente de a pie. El objetivo no es el ataque personal, sino analizar las fortalezas y debilidades del adversario para decidir la mejor forma de competir y dirigirnos a él en público.
Está claro que vender un programa político no es lo mismo que vender un producto, pero se le parece mucho, ya que la imagen y la reputación son factores decisivos, y una adecuada estrategia comunicativa es la mejor forma de utilizarlas positivamente para ganar unas elecciones.
La