lunes, 27 de febrero de 2012

Tú puedes ser una marca


Debemos utilizar herramientas de visibilidad y notoriedad que nos permitan dar a conocer nuestro trabajo y lo que podemos aportar, haciendo hincapié en la diferenciación.



¿Qué atributos propios son los que harán que te escojan a ti y no a otra persona para desempeñar una labor profesional? ¿Qué sabes que no saben otros para que te consulten justo a ti como experto en un mundo sobresaturado de información? ¿Cuál es la habilidad que posees que te haría pasar un casting al que se presentan miles de aspirantes? Está claro que las personas no somos productos que aguardan en las estanterías de las tiendas a ser seleccionados por los consumidores, pero a lo largo de nuestra vida nos enfrentamos a muchas situaciones en las que tenemos que convencer al prójimo de que somos la mejor opción, lo que estaban buscando.



Sin ir más lejos, en cuanto comenzamos a buscar trabajo, entramos a formar parte de un mercado, el laboral, regido por la oferta y la demanda de profesionales. Para diferenciarnos y destacar dentro del flujo competitivo de dicho mercado, debemos desarrollar una imagen o identidad única y reconocible por los demás, al igual que hacen las empresas con los artículos que pretenden vender. Se trata de la marca personal.
El propósito de crear una marca propia es transmitir aquello que te hace valioso, para que te perciban como la persona/profesional con quién hay que estar o trabajar. Es una forma más de posicionamiento: desarrollar una estrategia para que nos asocien a unos valores concretos. Para construir una marca personal sólida hay que responder previamente a preguntas como quién soy, qué ofrezco y qué ideas defiendo; y luego aprender a mostrarlo al exterior, para convertirnos en un referente en nuestro entorno.

Para ello, debemos utilizar herramientas de visibilidad y notoriedad que nos permitan dar a conocer nuestro trabajo y lo que podemos aportar, haciendo hincapié en la diferenciación
Hoy podemos llevarlo a cabo con un coste mínimo o nulo, gracias a Internet y las nuevas tecnologías, que nos ofrecen múltiples aplicaciones de comunicación para proyectar nuestra imagen de forma global. Las infinitas posibilidades que nos brinda la red para construir y comunicar nuestra marca propia están limitadas sólo por nuestra imaginación y por el tiempo y esfuerzo que deseemos invertir.

Por ejemplo, el blog es una plataforma de alcance universal e instantáneo para expresar nuestras ideas, así como también interactuar con quienes nos visitan. También las redes sociales como LinkedIn nos permiten relacionarnos con otros profesionales y construir una amplia red de contactos de manera fácil y rápida.
Es evidente que el currículum vitae ya no es suficiente, sobre todo en una época en la que existir depende de aparecer o no en Google. Sin embargo, hay que ser cuidadoso y no obsesionarse con las nuevas tecnologías. La consolidación de una marca individual se consigue definitivamente con el contacto directo con las personas. Las nuevas aplicaciones te facilitan el acceso a quienes pueden necesitarte y sintonizar contigo, pero son solo un instrumento, no un fin. Desarrollar con éxito una marca personal no se debe confundir con tener “un millón de amigos” en Facebook o describir todo lo que haces en Twitter. En definitiva, no consiste en imagen superficial, sino en identidad y valores personales.