miércoles, 26 de febrero de 2014

LA CREDIBILIDAD DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN, A DEBATE



¿Puede una mentira explicar una verdad? Bajo este eslogan se presentaba el polémico documental “Operación Palace”, dirigido por el periodista Jordi Évole, con motivo del aniversario del 23-F, que ha servido para reabrir el viejo debate acerca del poder que pueden ejercer los medios de comunicación sobre la opinión pública.

Durante la emisión, se explicaba que el intento de Golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, liderado por Tejero durante la investidura de Calvo-Sotelo, había sido un montaje orquestado por la clase política de la transición, el CESID y la Casa Real.


Para dar credibilidad al relato, el reportaje contó con el testimonio de numerosas personalidades procedentes de diversos ámbitos: políticos como Jorge Verstrynge, Eduard Bosch, Iñaki Anasgasti o Rojas Marcos; periodistas como Fernando Ónega e Iñaki Gabilondo; y el director de cine José Luis Garci.  El presentador no reveló que se trataba de un falso documental hasta la finalización del mismo, momento en cual explicó todo y pidió disculpas por el engaño. 


Se trata de un hecho inédito en la historia de la televisión española, si bien guarda ciertas similitudes con el caso de Orson Welles, cuando en 1938 narró en el estudio de la CBS la adaptación de la novela “La guerra de los mundos” de H.G. Wells, relatando cómo los marcianos estaban invadiendo Nueva York y sembrando el pánico entre los ciudadanos. En este caso, el programa de La Sexta se inspiró en “Operación Luna”, otro falso documental de producción francesa que explicaba la llegada del hombre a la luna como si hubiera sido un montaje.


Sea como fuere, el programa de Jordi Évole fue líder de audiencia indiscutible en su franja horaria y alcanzó gran repercusión tanto en medios offline como online, llegando a ser trending topic en Twitter. Pero además, “Operación Palace” supuso un ejercicio de reflexión y debate popular con opiniones encontradas.


Por un lado, se han alzado voces críticas por parte de quienes piensan que pone en tela de juicio la credibilidad de las informaciones periodísticas y de los profesionales del sector, fomentando la desconfianza de los espectadores hacia los medios de comunicación, que basan precisamente su rigor en la veracidad de sus informaciones. Desde este punto de vista, afirman que resulta peligroso mezclar realidad y ficción, ya que esto puede confundir a los espectadores y generar desconfianzas futuras al haberse sentido engañados.


Otros, en cambio, consideran una hazaña periodística lo conseguido por Jordi Évole y su equipo al haber creado un formato innovador que invita a reflexionar acerca del control que pueden a llegar a ejercer los medios sobre la percepción de la realidad.  Destacan el riesgo que esto supone para el individuo al poder ser fácilmente manipulado sin ni siquiera sospecharlo. 


No es algo nuevo la consideración de los medios de comunicación como el “cuarto poder”; sin embargo, es la primera vez que ocurría algo así en nuestro país y sucede en el contexto de una sociedad con más acceso que nunca a la información, en la cual se considera que el ciudadano informado es un ciudadano libre y se da por hecho la libertad de prensa.


Este tipo de acontecimientos invitan al individuo a despertar de su letargo, a pensar por sí mismo y a cuestionarse hasta qué punto su visión de la realidad se encuentra o no sesgada e influenciada por los líderes de opinión y medios de comunicación.


El programa ha servido así para dejar constancia de la importancia que puede llegar a tener la comunicación y ha puesto de relieve su potencial poder para influir sobre la opinión pública.