jueves, 6 de marzo de 2014

CASO COCA COLA :: LA ESTRATEGIA DE COMUNICACIÓN Y SUS EFECTOS EN LA IMAGEN CORPORATIVA


El ERE de Coca-Cola Iberian Partners (CCIP), empresa embotelladora de los refrescos en nuestro país, es un ejemplo de actualidad que confirma la necesidad de una estrategia de comunicación definida y anticipada para evitar daños en la imagen de marca. El conflicto laboral ha terminado por salpicar a Coca-Cola España.

En un primer momento, cada empresa gestionó su comunicación de manera independiente. Iberian Partners optó por una política de silencio mientras que la marca de bebidas siguió la línea contraria cuando su presidente, Marcos de Quinto, se pronunció públicamente: "Esta no es mi empresa, no es mi ERE, yo no lo estoy haciendo, lo están haciendo los embotelladores al fusionarse, que son empresas de capital 100% español e independientes de Coca-Cola”.

De Quinto daba a entender así que el problema no era asunto de ellos, tratando de desvincular a la compañía del proceso de reestructuración. Sin embargo, su actuación posterior resultó contradictoria con sus declaraciones anteriores, ya que en privado intentó mediar en el conflicto reuniéndose incluso con los trabajadores de la embotelladora.

He aquí los dos primeros errores de comunicación: hacer algo diferente a lo que se dice e intentar desmarcarse de un proceso que, aunque no dependa de Coca-Cola, sí está estrechamente relacionado, a ojos del consumidor final. Es la imagen de la marca la que está en juego, repercutiendo incluso en las ventas.

El presidente de compañía de bebidas echó más leña al fuego cuando filtró la intención de que CCIP saliera a bolsa una vez finalizado el ERE. Esto llevó a una mayor incomprensión del proceso e indignación de la opinión pública, ya que un paso de este tipo exige rentabilidad empresarial y de haberla, no se entiende ni acepta el cierre de plantas y despidos.

Para más inri, los consumidores secundaron un boicot a la marca difundido por el boca a boca y las redes sociales, que se ha materializado en una subida de las ventas de su principal competidor, Pepsi. 

Cambio de rumbo en la estrategia

La sucesión de lo hechos comenzó a hacer mella en la imagen de la marca que decidió modificar su estrategia y tomar las riendas, con la publicación de sendos comunicados oficiales a página completa en las principales cabeceras del territorio nacional.

En el primero de ellos, en blanco y negro, Coca-Cola, en nombre de Iberian Partners, da a conocer las condiciones que ofrece CCIP a los trabajadores para llevar a cabo la reestructuración, en un anuncio más propio de comunicación interna que externa.

El segundo comunicado, a diferencia del primero, es exclusivamente de Coca-Cola y presenta un diseño distinto, ocupando una página en color con la imagen corporativa de la marca incluida. En él la compañía muestra su “total apoyo” al proceso emprendido por CCIP y valora “muy positivamente el esfuerzo” por ofrecer a los empleados unas condiciones “muy por encima del actual marco laboral”, mostrándose convencidos de que buscan “la mejor solución” para los afectados. 

Además, en sus palabras, lamentan que su “respetuoso silencio” durante el proceso de negociación “no haya contribuido a facilitar el entendimiento real de lo que estaba sucediendo”. La compañía aprovecha el comunicado para dirigirse directamente a los consumidores, agradeciendo a los ciudadanos “que sigan confiando en la marca y en las personas que trabajan para ella”.

Posibles repercusiones

Esta acción podría interpretarse como un intento desesperado de la marca de refrescos por limpiar su imagen ante la opinión pública e intentar dar ejemplo de transparencia a fin de que su reputación no se vea más dañada. No obstante, su cambio de rumbo acusó ciertas deficiencias, quizás por producirse de manera atropellada y tardía: comparecencias de portavoces convocadas con apenas media hora de antelación, elección de canales de comunicación cerrados y controlados como soporte de mensajes unilaterales, etc.

Pese a los errores cometidos, está claro que Coca-Cola parece haber tomado conciencia e intentado dar marcha atrás. Sólo el tiempo nos dirá si estos deslices comunicativos afectarán a la imagen de la marca a medio-largo plazo o, si por el contrario, las rectificaciones llegan a tiempo y todo quedará en un episodio anecdótico del cual pueden salir airosos si logran reconducirlo aplicando una estrategia de comunicación eficaz.