Este domingo se entregan los Oscars,
los galardones cinematográficos de referencia mundial, cuya temporada oficial
de promoción previa es tan intensa y encarnizada que acostumbra a compararse
con las elecciones presidenciales en Estados Unidos e incluso es popularmente
conocida con el nombre de “carrera”. En esta escenificación del reconocimiento
de la crítica global, entran en juego muchos más intereses que los culturales.
Por ejemplo, ganar o ser nominado a un Oscar puede facilitar a un actor que
recupere o gane prestigio (como ha ocurrido en recientes ediciones con Jeff
Bridges o Mickey Rourke), lo cual se traduce en un aumento de caché salarial y
en el acceso a proyectos de mayor envergadura. Por su parte, a las majors (así
es como se conoce a las productoras norteamericanas) les permite,
evidentemente, no solo agrandar su fuente de ingresos, sino afianzar su poder
en el mercado.
Por ello, las productoras ponen en marcha sus maquinarias para desarrollar
grandes campañas de comunicación y presencia mediática, que lancen a sus
películas como favoritas a recibir el beneplácito de los académicos. Cada uno
de los grandes estudios de Hollywood selecciona una película a la que dedicar
todos sus esfuerzos de marketing y publicidad, de cara a culminar la proyección
en las pantallas con el oro más codiciado: el Oscar a la mejor película.
Si la major considera que su película estrella no tiene opciones como mejor
película, se apuesta por otras categorías más asequibles, como la de
interpretación, haciendo hincapié en la promoción de los actores; u otras
del apartado más técnico.
La estrategia varía en función de los filmes que se estrenen cada año, que son
productos que hay que posicionar, haciendo uso de todo tipo de instrumentos
comunicativos: eventos de estreno en las principales ciudades del mundo,
entrevistas a actores y directores en las publicaciones más destacadas, fiestas
con los críticos, apariciones televisivas, etc.
Aquel que consigue ser mejor
valorado ante sus colegas de profesión y los medios de comunicación es el que,
normalmente, tendrá mayores posibilidades de llevarse el premio. Este año, las
mejor posicionadas han sido la europea y muda “The Artist” y la fábula infantil
de Martin Scorsese, “La Invención de Hugo”. En unos días conoceremos cuál de
las dos es la vencedora desde esta singular carrera.