Los dos principales equipos de fútbol gallegos, el Deportivo de La
Coruña y el Celta de Vigo, vuelven a estar en la Primera División de la Liga española
que, para muchos expertos en este deporte, es la más competitiva y con más
calidad técnica del mundo. Además, no sólo han logrado el ascenso, sino que han
completado ambos un año brillante. Los blanquiazules pulverizaron dos récords: el de número puntos y el de
victorias en Segunda, mientras que los celestes se han convertido en la
plantilla que más goles ha marcado durante una temporada en dicha categoría,
con 83 tantos. Pero la
importancia de este éxito trasciende el plano de lo futbolístico y lo
deportivo.
La repercusión de contar con un
equipo en Primera trae consigo una oportunidad
inmejorable de recuperación económica y social. Para empezar, más allá de
los presupuestos de los clubes, que serán más abultados este año, las dos
principales ciudades gallegas comenzarán a recibir de forma regular a las
aficiones de las clubes más destacados a nivel nacional e internacional, como
el Real Madrid y el Barcelona, que son mucho más abundantes que las de los
conjuntos de Segunda División y realizan un mayor seguimiento de los partidos. Esta inyección extra de turistas beneficiará
directamente al sector servicios.
Según cálculos estimados que ya
se han podido leer en distintos medios de comunicación, sólo en Vigo, teniendo
en cuenta que la media de aficionados
foráneos aumentará en 5.000 personas por partido (entre los seguidores del
club contrario y los hinchas propios que acudirán a la ciudad desde otros
lugares de Galicia), y que estos gastarán aproximadamente cien euros por
estancia (entre restauración, hoteles y comercio); los ingresos añadidos ascenderán a un mínimo de 10 millones de euros.
Nada más y nada menos, el ascenso a Primera significa que las localidades gallegas
vuelven a situarse en el primer plano
del mapa turístico español.
Además, el impacto positivo que genera un club de Primera División no depende
sólo de cifras objetivas. Para el devenir de la economía gallega, es igual
o incluso más relevante el aumento de la
presencia mediática de A Coruña y Vigo y de su nivel de reconocimiento en el
exterior. La proyección de las
ciudades a través de sus equipos de fútbol mejora si estos se encuentran en
la élite, funcionando como auténticos embajadores
de la calidad de su oferta y reforzando su imagen de marca. El valor de
este tipo de publicidad, a la que va aparejada la ilusión y el entusiasmo de
los habitantes, es incalculable y, desde luego, mucho más efectivo que
cualquier campaña pagada.
El ascenso a primera supone, por
tanto, subir de categoría a nivel colectivo, como sociedad: incrementa el orgullo de formar parte de un
territorio capaz de competir con los mejores, consolidando el arraigo
emocional e identitario, y consigue que
los propios gallegos actúen como los mejores prescriptores de la Comunidad a la
que pertenecen.