La
información es un producto caro. Contactar con los protagonistas, cubrir
acontecimientos, contrastar fuentes, contar con redactores y profesionales de
calidad, etc., tiene un coste elevado. Por eso, para los medios de comunicación siempre ha sido un punto de tensión con
los buscadores de Internet el hecho de que estos puedan exponer sus contenidos
de forma totalmente gratuita.
Las
cabeceras, tanto impresas como digitales, se quejan de que los motores de
búsqueda hacen negocio con sus informaciones sin recibir a cambio ningún de
tipo de contraprestación económica. Por ello, en Alemania se ha dado el primer
paso para solucionar este conflicto, a través de la ya conocida como “Ley Google”, que obligará a los buscadores
comerciales, como el propio gigante estadounidense, a pagar a diarios y
revistas por utilizar sus resúmenes de noticias.
El
objetivo de esta norma es permitir que los editores perciban un porcentaje
razonable de los beneficios que los motores obtienen al utilizar fragmentos de
noticias y artículos ajenos. Sin embargo, desde
Google no han tardado en manifestar su descontento, declarando que esta medida
perjudicará a todos los usuarios y
entorpecerá de forma masiva el proceso de encontrar información en Internet.
También distintas voces entre los internautas han
mostrado su desacuerdo, alegando que se coarta la libertad de expresión.
Francia
seguirá los mismos pasos que Alemania, tras lo anunciado por el presidente
François Hollande durante su discurso de felicitación anual a los periodistas.
Si las negociaciones entre los buscadores y los editores de prensa no llegan a
un acuerdo para compensar la propiedad intelectual de los autores, pondrá en
marcha una disposición legislativa o un impuesto. El plazo concedido expira a
finales de enero.
En España, la Asociación
de Editores de Diarios (AEDE) ha afirmado que ve en la iniciativa del Ejecutivo
germano un instrumento que permitirá “una mayor defensa de la propiedad
intelectual” en la Red,
territorio en el que “campa a sus anchas la cultura de la gratuidad”.
En
general, la “Ley Google”, contempla reconocer el derecho de las empresas
editoras a exigir cuotas por el uso de parte de sus artículos en los buscadores
de noticias como Google News. Especifica también que sólo se verán
afectados los portales y los agregadores con ánimo de lucro que para su
funcionamiento se sirvan “sistemáticamente” de contenidos editoriales ajenos. Los blogueros privados, por ejemplo, quedarán exentos. En concreto, persigue que se graven los fragmentos de
texto conocidos como “snippets”: las entradillas de una noticia que sitios como
Google News publican debajo del enlace a la noticia original.
Es
verdad que este reglamento parece mejorar la protección del “copyright” de los
diarios impresos y digitales en la Red, y reconoce así el valor del trabajo
periodístico. Sin embargo, se requiere
la búsqueda de soluciones equilibradas que beneficien a ambas partes y respeten
la libre competencia, ya que también es cierto que el tráfico de la prensa
digital se ve favorecido por el hecho de que sus contenidos se expongan en el
escaparate mundial predominante que, nos guste o no, es Google. Una
relación cordial entre los buscadores y los medios de comunicación es lo
conveniente, pues se retroalimentan entre ellos, ya que los buscadores dan
visibilidad a los contenidos informativos y sin dichos contenidos se
paralizaría la navegación en Internet.
Además,
hay que tener en cuenta que la Ley no beneficia directamente a los periodistas
que elaboran las noticias, sino a las empresas para las que trabajan y a los
grandes grupos mediáticos en los que estas se integran. A pesar de esta norma
pionera, los reporteros seguirán
indefensos ante los editores que revendan sus trabajos o los publiquen en
diferentes plataformas.
Por
último, no debemos olvidar que el freno
al abuso de la posición dominante de Google, a pesar de estar en el punto
de mira de la Unión Europea, podría quedar en papel mojado con esta
legislación, porque al estipular que tendrán que pagar las compañías que “se
dediquen de forma especial” a reproducir contenidos ajenos, tiene el riesgo de
que hasta podría dejar a Google fuera de su alcance, porque la multinacional
estadounidense sólo obtiene una pequeña parte de sus ingresos gracias a su
portal de noticias.